Descubriendo vino con lágrimas y aromas
En este artículo, te guiaré a través de dos pasos esenciales en la cata de vinos: agitar y oler.
BODEGA MATRIARCADO
Imagina que estás en una bodega acogedora, rodeado de barricas de roble y aromas embriagadores de vino. Te han servido una copa de vino tinto y te preparas para descubrir todos sus secretos. En este artículo, te guiaré a través de dos pasos esenciales en la cata de vinos: agitar y oler. Estos pasos te permitirán disfrutar y apreciar cada detalle del vino que tienes en tu copa.
Agitar
Agitar el vino en la copa es como abrir un libro y permitir que las palabras cobren vida. Este sencillo movimiento revela mucho sobre el vino y enriquece la experiencia de la cata.
El Movimiento:
Sostén la copa por el tallo y gírala suavemente con movimientos circulares. No necesitas ser agresivo; un giro suave es suficiente para liberar los aromas del vino.
¿Por Qué Agitar?
Cuando agitas el vino, lo oxigenas, permitiendo que se liberen los compuestos aromáticos. Esto no solo intensifica los aromas sino que también te ayuda a percibir la complejidad del vino. Es como si el vino se despertara y empezara a contarte su historia...
Las Lágrimas:
Después de agitar, observa cómo el vino forma "lágrimas" o "piernas" en las paredes de la copa. Estas lágrimas son indicativas de la viscosidad del vino, que a su vez, te habla del contenido de alcohol y azúcar.
Vinos de Cuerpo Ligero: Las lágrimas caen rápidamente, como si estuvieran impacientes por reunirse con el vino en la base de la copa.
Vinos de Cuerpo Completo: Las lágrimas descienden lentamente, dejando un rastro más grueso, sugiriendo un vino robusto y con mayor contenido alcohólico.
Oler
Ahora que has despertado al vino, es momento de dejar que te cuente su historia a través de sus aromas. Oler el vino es una de las partes más placenteras y reveladoras de la cata.
El Primer Olor:
Acerca la copa a tu nariz y toma una inhalación suave. Este primer olor te dará una impresión general del vino. ¿Es afrutado, floral, herbáceo o especiado? Cada vino tiene su propia personalidad, y este es el primer vistazo a lo que está por venir.
Profundizando:
Gira la copa nuevamente y toma una segunda inhalación, esta vez más profunda. Ahora, intenta identificar aromas más específicos. Aquí algunos ejemplos comunes:
Aromas Frutales: Pueden ser frutos rojos como cerezas y frambuesas en los vinos tintos, o cítricos y manzanas en los vinos blancos.
Aromas Florales: A menudo se encuentran en vinos blancos y pueden recordar a flores como el jazmín o la rosa.
Aromas Herbáceos y Terrosos: Estos pueden variar desde notas de hierba recién cortada hasta tierra húmeda, especialmente en vinos tintos más complejos.
Aromas Especiados y de Madera: Vinos envejecidos en barrica pueden presentar aromas de vainilla, canela o incluso humo, debido al contacto con el roble.
Ejemplo Práctico:
Imagina que tienes un blend Shiraz-Merlot en tu copa. Al agitarlo, observas lágrimas densas y lentas, indicando un vino con cuerpo. Al acercar la copa a tu nariz, percibes un aroma inicial de frutas oscuras, como moras y ciruelas. Con una inhalación más profunda, detectas notas sutiles de especias como la pimienta negra y un toque de vainilla, probablemente debido al envejecimiento en barricas de roble.
Referencias